domingo, 1 de mayo de 2016

Érase una vez... Las Cruces de Granada


El Día de la Cruz, cuyo origen repasamos en otro post hace unos días, es sin duda una de las festividades que con mayor entusiasmo se celebran en Granada. En las líneas que siguen recogemos unas cuantas anécdotas históricas –comentadas por el historiador y antropólogo José Ángel González Alcantud en una de sus conferencias- que reflejan el significado que el evento tiene para los granadinos:


En nuestra ciudad, durante las décadas posteriores a la llegada de los cristianos, la celebración de dicho día se hacía con auténtica devoción religiosa, íntimamente ligada al hecho de que aquellas tierras habían sido habitadas por musulmanes durante mucho tiempo. Sin embargo, hace siglos que la Cruz de Mayo perdió el fervor místico inicial y pasó a convertirse en una celebración de tipo folklórico y popular.

Valga como ejemplo el edicto del arzobispo Antonio Jorge y Galbán, que ya en 1779 condenaba este tipo de festejos y prohibía expresamente «todos los desórdenes en las fiestas de campo, como la de la Cruz de mayo y otras». Un siglo más tarde, algunos escritores costumbristas locales describían un día de la Cruz en la ciudad de la Alhambra, poniendo énfasis en exaltaciones que poco tenían que ver con lo religioso: «empujados por la nocturnidad, la primavera y el vino, los noviazgos y los amantes se hacen al pie de las cruces», afirmaba Afán de Ribera.


Con el paso de las décadas, la fiesta fue adquiriendo más y más protagonismo, algo que puede comprobarse fácilmente repasando las noticias de prensa de la época. Especialmente simpática resulta la que, en diario la Alhambra de 1864, rezaba así: «La Santa Cruz: a las horas que escribimos estas líneas no tenemos noticias de que haya habido en la velada ninguna desgracia, cosa notable y de que nos alegramos».


Cabe también destacar los históricos piques entre patios por la decoración de las cruces y los distintos premios. Estas tensiones no sólo se producían entre las comunidades de vecinos, sino que llegaban a darse incluso a nivel de barrios. Contaba González Alcantud que en los años treinta del pasado siglo existía una fuerte rivalidad entre los habitantes del Albayzín y los de la calle Real de Cartuja, que incluso trascendía el día de la Cruz de Mayo. Dentro del propio Albayzín, los vecinos de Plaza Larga estaban enfrentados con el resto del barrio, al considerar éste que el primer premio que la cruz de la plaza ganaba año tras año era totalmente inmerecido.


Es sabido que la fiesta de la Cruz en Granada ocupa tan sólo la tarde-noche del 3 de mayo, pues la mañana es laborable. También a modo de anécdota, contaremos que en los años 60 del siglo XX se produjeron varias tentativas por alargar la celebración varios días, y todas ellas fracasaron. Parece que la reforma no se llevó a cabo principalmente por tres factores: las condiciones climáticas que suele tener Granada en la fecha (todos hemos sufrido la inestabilidad meteorológica y hemos oído aquello de “¡No podía faltar la lluvia en el día de la Cruz!”); la proximidad de la fiesta del Corpus, de la que la Cruz de Mayo es una especie de preludio; y el hecho de que los preparativos de los días previos al 3 de mayo faciliten ya la sociabilidad y el encuentro entre vecinos.


Como podéis comprobar, esta festividad, cargada de historias y anécdotas, forma parte esencial de la idiosincrasia de todos los granadinos.


¡Feliz día de la Cruz a todos!

Liliana Campos Pallarés
Intérprete del Patrimonio

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