jueves, 31 de marzo de 2016

El mito del mes: Marzo


En un principio Marzo, o el mes de Marte, era el primero del año del calendario romano hasta la reorganización del mismo por Julio César, quien le añadió sesenta días y una quinta parte del día, según Ovidio. A este dios se le consagró, por una parte, este mes por ser el padre del fundador de la ciudad y de su hermano, es decir, de Rómulo y Remo respectivamente. Por otra, porque así esta divinidad presidía las armas que ”proporcionaban abastecimiento y gloria a un pueblo feroz” (Ovidio, Fastos 3.86)

Una de las celebraciones que tenían lugar en este mes eran las dedicadas a Anna Perenna durante los Idus (Los Idus de Marzo son, sin lugar a dudas, más conocidos por el asesinato de César). Esta festividad se celebraba en las orillas del río Tiber, lugar en el que los romanos se recostaban y bebían deseándose tantos años como copas bebían. También cantaban canciones obscenas de amor y de alegría.

Que se celebre cerca de un río y que se canten ese tipo de canciones tiene su razón de ser en Ana, la hermana de la reina Dido. Tras el suicidio de ésta, su hermana Ana huyó por diversos lugares sufriendo avatares varios hasta que llegó al Lacio, donde fue encontrada por Eneas, quien le dio hospedaje en su casa. Ante las atenciones que le brindaba, su esposa, Lavinia, tuvo celos de ella y quiso matarla; sin embargo, Ana, avisada por el espíritu de su hermana, huyó. Numicio, una divinidad acuosa, la ocultó en su lago. Las huellas seguidas por quienes la buscaban se perdían en el río, pero ella les cantó para su tranquilidad y regocijo:

“Soy la ninfa del apacible Numicio;
oculta perennemente en el río me llamo Anna Perenna”

Convertida en divinidad, Marte le confesó su amor por Minerva y Anna, juguetona, le concertó una cita con la diosa. Cuando Marte se disponía a besar a Minerva, descubrió que era Anna con el rostro cubierto, de modo que el dios se enfadó por verse burlado. Sin embargo, a los demás les resultó gracioso y por ello cantan este tipo de chanzas.


Probablemente para los griegos el mes Elafebolion (mitad marzo-mitad abril) sea uno de los más importantes, no sólo se abrían los puertos que habían estado cerrados durante todo el invierno, sino también por la celebración que tenía lugar a principios de su mes. Ambos acontecimientos, la apertura de los puertos y la celebración, suponían una revolución para Atenas y una demostración de su poder. Pero ¿qué fiesta se celebraba que originara tanto revuelo? Las Grandes Dionisias.

Las Grandes Dionisias eran una celebración en honor a Dioniso como “observador” de lo que ocurría dentro de la escena (la palabra griega para ‘teatro’ proviene de una raíz que significa ‘ver, observar’).  y en ellas durante cinco días se desarrollaban competiciones teatrales, entendiendo que el teatro abarcaba competiciones líricas, de comedia y de tragedia. Este era el orden en el que los géneros competían. La tragedia ocupaba los tres últimos días, ya que tres eran los autores que representaban sus tetralogías (tres tragedia y un drama satírico). Las fiestas comenzaban con una procesión hacia el templo de Dioniso Eleutheros, en Eleusis. Finalizaban las Dionisias con la proclamación de los ganadores a ‘Mejor actor trágico’, ‘Mejor poeta trágico’ y ‘Mejor corego’ (director de coro).

 Las Grandes Dionisias eran importantes por dos razones. En primer lugar, Atenas recibía a los extranjeros que venían tras abrirse los puertos, lo que le permitía mostrar su poderío; en segundo lugar, el teatro ponía en escena a través de los mitos y sus protagonistas los problemas políticos del momento.

Dámaris Romero
Profesora de Filología Clásica de la UCO

domingo, 27 de marzo de 2016

Los Libros Plúmbeos del Sacromonte


A finales del siglo XVI, un buscador de tesoros realizó un hallazgo en el enclave granadino conocido como Valparaíso. En los años siguientes se sucedieron otros similares, apareciendo lo que supuestamente eran restos de diversos mártires (entre ellos, San Cecilio), así como unas pequeñas láminas de plomo circulares con inscripciones y una hendidura para engarzarlas. De ahí que fuesen "libros de plomo": libros plúmbeos. Concretamente, 21 libros, que sumaban más de 200 planchas.

El texto, escrito en un árabe que intentaba aparentar antiguo, venía a ser algo así como un quinto Evangelio, en este caso inspirado por la Virgen María y cuyo contenido suponía un acercamiento entre el Cristianismo y el Islam. Hacía, además, especial énfasis en la virginidad de María.

A partir de estos descubrimientos se levantó la Abadía, justamente sobre las grutas donde tuvieron lugar esos hallazgos, y el lugar se convirtió en un centro de peregrinación, incluyendo la colocación de infinidad de cruces en su camino y alrededores. Tomó como lema un verso que aparecía casi veinte veces en los libros: "A María no tocó el pecado primero". Y, como símbolo, la estrella de seis puntas, ya que aparecía en los mismos; además, este elemento simboliza la sabiduría, y la abadía se convirtió en un lugar de Conocimiento. Para rematar el asunto, San Cecilio se convirtió nada menos que en el patrón de la ciudad.

Todo ello valió a la colina, claro está, el nombre de Sacromonte.

Sin embargo, en el siglo XVII los libros fueron reclamados desde Roma y allí declarados falsos. Se trataba de una falsificación realizada por algunos moriscos granadinos para intentar suavizar el rechazo que sufrían y que, a la postre, supondría su expulsión de nuestro país.

Y allí permanecieron (en El Vaticano) hasta el año 2000, en cuyo verano se trajeron de regreso a Granada. Actualmente pueden verse algunas de estas planchas en el Museo de la Abadía del Sacromonte. Como "evangelio", son falsas. Pero han pasado más de 400 años desde su aparición, y son ya una parte (muy interesante) de nuestra historia...

Teo Fernández Vélez
Érase una vez Granada

Si quieres conocer esta y otras historia mágicas de tu ciudad, puedes seguirnos en Facebook o realizar nuestra ruta nocturna Leyendas de Granada.


lunes, 21 de marzo de 2016

El signo del mes: Piscis



Este signo zodiacal suele recogerse entre los mitógrafos bajo el nombre de “Peces”. ¿Quiénes se esconden tras estos peces y por qué fueron catasterizados (convertidos en estrella)? Dos son las explicaciones más conocidas.

La primera de ella, narrada por Eratóstenes, hace a estos Peces descendientes, hijos o nietos, del Gran Pez, quien salvó a Dérceto tras caer en una laguna por la noche en Bámbice (o Hierópolis). Dérceto, a la que los habitantes de la zona llamaban diosa Siria, era hija de Afrodita. Como recompensa por este salvamento, al Gran Pez y a sus descendientes se les honró con su conversión en astros.

La segunda explicación continúa relacionada con Afrodita, quien, junto con Cupido, se transforman en estos animales acuáticos para huir de Tifón –o Tifoeo-, monstruoso hijo de Gea que quiso reinar entre los dioses. Debido a su apariencia física -cien cabezas de serpiente que salían de sus hombros con negras lenguas; todos sus ojos lanzaban fuegos, según Hesíodo (Teogonía 825-829)-, y su enorme fuerza, los dioses olímpicos tuvieron que huir y esconderse de él, tomando falsas apariencias. Afrodita y su hijo Cupido se refugiaron en Siria –o, según Ovidio (Metamorfosis V.323-331) y otros autores, en Egipto-, metamorfoseados en peces en el río Eúfrates. Esa es la razón por la que, de acuerdo a Higinio (Astronómica II.30), los sirios de esas regiones no comen pescado, ya que temen comerse a los dioses.

Cada uno de estos dos peces, boreal y austral, representa un hemisferio diferente, en posición cambiada, aunque ambos tienen un nexo común. Según Eratóstenes (Catasterismos 21), la posición de estas estrellas es la siguiente:

“El pez boreal se compone de doce estrellas [y dos…], el austral de quince. El cordón que los mantiene juntos tiene, en la parte norte, tres estrellas; en la del sur, tres; en dirección al este, tres; las que conforman el propio neo son tres: en total, doce. Todas las estrellas de ambos peces y de su nexo son treinta y nueve” (traducción de José B. Torres Guerra).


Dámaris Romero

Profesora de Filología Clásica de la UCO