viernes, 22 de abril de 2016

El origen de la fiesta de Las Cruces de mayo


Los meses de abril y mayo incluyen diversas festividades que, como ocurre con tantas otras fechas señaladas del calendario cristiano, tienen origen pagano, en este caso relacionado con el esplendor de la primavera. Quizá el ejemplo más claro sea el de San Isidro Labrador, que se celebra el 15 de mayo, sin coincidir con la fecha de su fallecimiento. Y algo similar ocurre con la Fiesta de la Cruz, evidente fusión de ambos legados.

En origen, sería una de las celebraciones vinculadas a las flores, que incluían cánticos, bailes y, en algunos casos, también ya un eje vertical central, a modo de "totem". Este podía ser un árbol, o sencillamente un palo cuya cima debía ser alcanzada por los jóvenes (costumbre esta última que aún se mantiene en muchas localidades españolas).

Por otro lado, según la tradición cristiana, un 3 de mayo tuvo lugar la "Invención de la Cruz". Esto es, el descubrimiento por parte de Santa Elena, madre del emperador Constantino, de la cruz donde Jesucristo había sido crucificado. Por ello Elena aparece sosteniendo este objeto en uno de los pilares de la basílica de San Pedro del Vaticano (imagen).

Cabe matizar que Constantino no fue, como comunmente se dice, el gobernante que hizo del cristianismo la religión oficial del Imperio Romano. Ese paso lo daría Teodosio décadas después. Pero Constantino sí instauró la libertad de culto, abriendo así la vía para el desarrollo del potencial de esta religión.

Los historiadores suelen optar por considerar que esta apertura se debió a motivos políticos y pragmáticos. La leyenda, sin embargo, habla de que su conversión se debió a la visión de una cruz en el cielo la noche anterior a una gran batalla, y que le habría llevado a la victoria en esta. Pero su especial relación con la Cruz no quedó ahí, sino que, como hemos mencionado, fue continuada por su madre.

Son varias las fuentes antiguas que narran la llegada de Santa Elena a Tierra Santa, si bien este viaje también podría bordear el mito, considerando que para entonces la peregrina debería tener 75-80 años. La cuestión es que todas las versiones coinciden en que allí encontró reliquias, como las de los Reyes Magos o la mencionada Vera Crux, que diferenció de las otras dos cruces (las de los ladrones ajusticiados junto a Jesús) gracias a una curación o resurección milagrosa producida al entrar en contacto con el sagrado leño.

Sea como fuere, sed buenos este puente...


Teo Fernández Vélez
Cazador de leyendas

Imagen: wikipedia

domingo, 10 de abril de 2016

El signo del mes: Aries



Signo zodiacal también conocido por Carnero, es, sin lugar a dudas, el caprino más famoso de toda la Mitología griega, pues tras él se esconde el mítico Vellocino de Oro.

  
Atamante, rey de Tebas o del reino de los coroneos, se casó con Néfele, con la que tuvo un hijo, Frixo, y una hija, Helen. Tras repudiarla, contrajo segundas nupcias con Ino, que siempre celó de los vástagos del primer matrimonio de su esposo, de modo que ideó matarlos. Para ello, persuadió a las mujeres del reino que tostasen los granos de trigo que serían utilizados para la siembra. Como era de esperar, esos granos no dieron el fruto esperado, por lo que Atamante envió mensajeros al oráculo de Delfos para preguntar la causa. Ino sobornó a esos enviados para que, cuando el rey les inquiriera, respondieran que el oráculo vaticinó el sacrificio Frixo y Helen para la recuperación de la fecundidad de la tierra.

Cuando Frixo y Helen estaban a punto de ser sacrificados, Helen les entregó un carnero de piel dorada que Hermes le había regalado. Ambos niños, subidos sobre los lomos del animal, lograron huir volando –el carnero podía volar.

En su camino de huida, cuando Frixo y Helen estaban sobre la parte más estrecha del mar, la niña cayó al agua – por lo que ese mar recibió su nombre (Helesponto). Tras este accidente, Frixo y el carnero llegaron a Cólquide, donde su rey, Eetes, lo acogió y le entregó a su hija Calcíope como esposa. A cambio, Frixo sacrificó el animal a Zeus, despojándole de su piel de oro, la cual entregó a Eetes.

El animal, por su entrega, fue catasterizado. Sin embargo, su brillo es escaso, ya que fue convertido en estrella después de ser sacrificado y sin su dorada piel.

Eratóstenes nos describe la posición de las estrellas en Aries de la siguiente manera:
 
“En la cabeza tiene una estrella; en el hocico, tres; en el cuello, dos; <en> la punta de la pezuña que tiene adelantada, una; <en> el lomo, cuatro; <en> la cola, una; bajo el vientre, tres; sobre la cadera, una; en la punta de la pezuña que tiene retrasada, una: en total, diecisiete.” (traducción de José B. Torres Guerra).
Dámaris Romero
Profesora de Filología Clásica de la UCO